No se trata de una práctica nueva pero sí de una estrategia que está cobrando importancia y que se aplica tanto a viviendas como a garajes y otro tipo de espacios. Consiste en realizar una adquisición que no está destinada al usufructo sino a la venta: comprar para alquilar.
Se trata de una táctica que responde a una doble necesidad en el mercado: la de quienes necesitan vender y la de quienes no pueden o no desean comprar por muy diferentes motivos y se sienten más cómodos con la opción del alquiler. Pero es que además, a día de hoy, sigue siendo un negocio rentable aunque su rentabilidad varía en función de la ubicación.
En este sentido, la ciudad más recomendable a la hora de realizar este tipo de operaciones es Lleida. Le siguen de cerca otras como Las Palmas de Gran Canaria, Huesca, Huelva y Palma de Mallorca. Aunque también las hay donde carece de total provecho económico. Es el caso de San Sebastián, Lugo, Ourense o La Coruña, entre otras.
Si bien es cierto que el desembolso inicial es considerable, la disponibilidad personal que exige es mayor y que impide la diversificación del ahorro. se considera una inversión tangible y provechosa. Y es que ofrece importantes beneficios como la agilidad de gestión (alquilar es más rápido que vender), las ventajas de la fiscalidad del alquiler y un retorno regular que puede destinarse, precisamente, al pago de la propia hipoteca.
Además, no sólo los pisos pueden ofrecer un buen rendimiento económico. Y es que lugares como oficinas y garajes, especialmente si se encuentran en zonas céntricas, están demostrando ser una exitosa maniobra inmobiliaria de compra para alquiler. Una iniciativa emprendedora que está incrementando sin lugar a dudas el dinamismo de un mercado hasta ahora bastante paralizado.
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Fuente: cienladrillos/ inmodiario